¡Mucho cuidado de caer en la xenofobia! El pueblo colombiano es un pueblo digno y que, solidariamente, ha participado con nosotros y nosotras en nuestras luchas de independencia. No nos confundamos, el enemigo es otro: el imperialismo.
Uno de esos soldados valerosos que nos acompañaron en las gestas libertarias, fue Antonio Ricaurte. Nacido en Villa de Leyva, Colombia, el 10 de junio de 1786 , fue un criollo rebelde que por su ímpetu y coraje fue apodado «El Chispero».
En los inicios de la Nueva Granada, Ricaurte apoyó al prócer Antonio Nariño junto a los partidarios del centralismo y participó así en la primera guerra civil granadina.
En 1813 se alistó en el ejército neogranadino para luchar a las órdenes de Simón Bolívar por la libertad de Venezuela. Participó en la Campaña Admirable destacándose en las batallas de La Grita, Carache, Niquitao y Taguanes.
En 1814, se sucedieron una serie de altercados, escaramuzas y batallas entre patriotas y realistas entre el Lago de Valencia y San Mateo, lugar donde estaba ubicado el Ingenio de los Bolívar. En la «Casa Alta» de esta hacienda, se resguardó todo el parque de armas y se le encomendó al Capitán Antonio Ricaurte su custodia.
Este fiel patriota se atrincheró en esta casa junto a cincuenta soldados par hacer frente al batallón de Francisco Tomás Morales. Esta tropa realista les aventajaba en número y experiencia, tomaron por asalto las tierras de Bolívar pretendiendo desmantelar las provisiones, armas, municiones y pólvora del ejército patriota. Entonces, Ricaurte, en un gesto de valentía sin igual, prendió fuego a la pólvora y lo voló el 25 de marzo de 1814 pereciendo él y quienes lo acompañaban en esta empresa temeraria.
Esa acción inesperada causó desorden y conmoción en las tropas realistas, situación que aprovechó Bolívar para reconquistar la Casa Alta y, con ella, el dominio de los Valles de Aragua. Todo venezolano y venezolana tiene el deber de ir a visitar el Museo Histórico «Antonio Ricaurte» que hoy en día está ubicado en el mismo lugar de estos acontecimientos.
En honor a este acto heroico del Capitán Antonio Ricaurte Lozano, el himno del estado Aragua canta: «En el campo sangriento de Marte/ libertad a la patria ofrendó/ la proeza inmortal de Ricaurte/ que en tierras aragüeñas su Olimpo encontró». Así mismo, el himno Nacional de la República de Colombia lo menciona: « Ricaurte en San Mateo en átomos volando/ deber antes que vida con llamas escribió».
Hoy, a más de doscientos años de esta historia, el Imperialismo ataca de nuevo. El Palacio de Nariño, sede del Gobierno de Colombia, se resiente al ver su nombre ultrajado cuando sus residentes actúan en contra de los principios integracionistas y libertarios del prócer que le dio su nombre y ,en su lugar, se alinean con quien pone en riesgo la autodeterminación de los pueblos del mundo. ¡No prestemos nuestra boca para que sea usada como parlante de su vil discurso!
Venezuela ha sido y es una República de brazos abiertos para recibir a quienes quieren o necesitan acudir a ella en busca de refugio o de otro paisaje desde donde enfocar la vida. Es cierto que en la actualidad existe un proceso desestabilizador de la economía y del abastecimiento venezolano que, en gran medida ,se ha atribuido al «bachaqueo» hacia nuestra hermana República de Colombia.
Desde el Ejecutivo Nacional se han estado tomando medidas tales como la deportación de personas indocumentadas y el control de tráfico en las fronteras para contrarrestar este «desangre» . Sin embargo, debemos tener una mirada crítica ante esta situación. En nuestras comunidades habitan muchas personas provenientes de Colombia que han migrado hacia nuestra patria en distintas oportunidades y obedeciendo a diversos motivos.
No nos dejemos confundir: colombiano no es sinónimo de depredador. Al igual que Ricaurte, muchas personas de este país han contribuido con la construcción de nuestra historia y han optado en libertad o necesidad por habitar en nuestro territorio.
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